nefrectomía laparoscópica

Nefrectomía Laparoscópica

¿Cómo se realiza?

La nefrectomía laparoscópica es un procedimiento quirúrgico que se realiza para extraer por completo o una parte del riñón. Se realiza para tratar el cáncer de riñón o para extraer un tumor benigno. La operación de riñón también se realiza para tratar el órgano cuando está dañado o enfermo o bien para hacer un trasplante a través de la extracción del riñón del donante.
En la nefrectomía laparoscópica, se realizan varias incisiones pequeñas en el abdomen en las que se utilizan una cámara y pequeños instrumentos para extraer el riñón. La nefrectomía laparoscópica es menos invasiva que la nefrectomía abierta y puede tener menos dolor y una recuperación más rápida.

¿Cuáles son las características más destacadas?

La nefrectomía laparoscópica es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que se lleva a cabo practicando entre 3 – 4 mini-incisiones de aproximadamente 1,5 cm en la pared del abdomen. En cada una de estas mini-incisiones, se colocará una cánula perforada (trocar) a través de la cual se introducirán, en la cavidad abdominal, toda la pincería y material endoscópico necesario para llevar a cabo la cirugía.
La nefrectomía laparoscópica conlleva menos cicatrices, menos dolor y una recuperación más breve que la cirugía abierta para extirpar un riñón (nefrectomía abierta). La técnica es reproducible y segura que ofrece una recuperación más rápida del paciente.

¿Cuáles son los riesgos?

La nefrectomía laparoscópica es una técnica muy segura pero no está exenta de riesgos, como sucede con cualquier operación quirúrgica. Las complicaciones tienen un porcentaje pequeño de que se presenten. Estas complicaciones pueden ser: Sangrado durante el procedimiento quirúrgico que necesite hacer una transfusión sanguínea, lesión de órgano adyacente, lesión vascular, sangrado postoperatorio con necesidad de transfusión, ileo paralítico y/o infección.

¿Cuánto tiempo dura la recuperación?

La recuperación después de una nefrectomía laparoscópica puede variar dependiendo de la persona y la complejidad del procedimiento. Por lo general, los pacientes pueden regresar a sus actividades normales después de 2-4 semanas. Sin embargo, es importante seguir las instrucciones del médico para una recuperación adecuada.